Los cristianos con una Fe más profunda descubren en el sufrimiento que no están solos... que están aprendiendo a encontrar respuestas a tantas preguntas y sobre todo para interrogarse donde está Dios cuando uno sufre.
Desde la Fe creemos que Dios está presente con nosotros acompañándonos, porque también sufrió... lloró... y padeció de la muerte como nosotros.
Por eso es que Jesús, el hijo de Dios, no vino a suprimir el dolor, sino a asumirlo y darle un sentido y sobre todo a darnos su fuerza y consolación para sus discípulos que creen en Él.
Qué fuerzas nos dan sus palabras cuando recordamos lo que Él nos dijo hace tiempo:
" Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mateo 28,20).
martes, 17 de mayo de 2011
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